19/7/12
El gobierno y sus enemigos
Hace cuatro años, cuando el conflicto de la resolución 125 empezaba la agenda política del país, yo era -con mis escazos 16 años- un precoz crítico del gobierno kirchnerista. Más bien, era un pequeño antiperonista de la clase media porteña, de esos que abundan.
Sin embargo, a medida que el conflicto crecía algo dentro de mi me decía que esos tipos que exhibían sus 4x4 y que eran fomentados con una épica casi ridícula por ciertos medios masivos tal vez eran peores que aquellos peronistas que gobernaban. Fui empezando a relacionar a esos cuatro canosos con la Argentina de la que había leído en algún libro; aquella Argentina de la manteca al techo y de la vaca en el barco; aquella Argentina de las conquistas al desierto -matanza de indios mediante, casi como un detalle-; aquella Argentina de los golpes de Estado y las dictaduras sangrientas fomentadas por una oligarquía de apellidos con olor a bosta. Fui, casi por inercia de oponerme a esos tipos, acercándome al gobierno y, finalmente, aquel 17 de julio no pude contener el "traidor" luego del voto no positivo. Ese día, tal vez, fui kirchnerista.
Hoy en día, como esa vez, son más que nada los enemigos lo que me sigue haciendo apoyar, en alguna medida, a este gobierno. Ya no veo, como hace un tiempo, que las cosas avancen, pero sí me da miedo que empiecen a retroceder. Ya casi no soporto los discursos de Cristina pero menos soporto los de Macri, Scioli o cualquier otro "presidenciable". Ya no veo profundizaciones en la matriz de distribución pero tengo miedo que ciertos poderes oligárquicos recuperen lo -poco- que perdieron.
En conclusión, parece que mi historia de apoyo al kirchnerismo está definida más por oposición que por coincidencia. Y si de oposición se trata, la de este gobierno es la mejor razón que encuentro para seguir, a pesar de mis críticas cada vez más profundas, apoyándolo.
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