29/6/12

Salir del aparato



La reciente campaña de Moyano para ganar notoriedad política y mediática dejó varias conclusiones con respecto al futuro político del país.

Por un lado, ya es poco disimulable la alianza entre tres referentes de la "derecha" del peronismo, como Scioli, De Narváez y el propio Moyano, con vistas a 2015. Alianza a la cual podría sumarse a Massa y con la cual coquetea el más presidenciable de la oposición, el jefe de Gobierno Mauricio Macri, que no se anima todavía a fotografiarse con ellos pero que hace saber, con sus declaraciones, que no le daría asco acercarse a negociar -por lo menos no políticamente-.

La cuestión más interesante, sin embargo, está del otro lado, si es que existe otro lado. Se supone que dicha alianza se está creando para enfrentar a Cristina Fernández, si ésta decide reformar la constitución para presentarse a la re-reelección. No obstante, obviando por un instante esa remota posibilidad -y la reforma constitucional que están agilizando referentes kirchneristas como Yaski, Forster o D'elía- es difícil imaginar un frente político más allá de la figura de la presidente. No existe en su órbita una figura fuerte que asegure la continuidad del movimiento en el poder.

Ahí es, entonces, donde radica mi duda. ¿No es hora, de una vez por todas, de romper con el aparato peronista y consolidar, a través de la figura de Cristina, un movimiento de centro-izquierda que enfrente a la derecha sindical y burocrática de la alianza antes mencionada? ¿No es hora de buscar una renovación, con gente que jubile políticamente a la innumerable cantidad de impresentables que rodean a la presidente? Alguno dirá, y con razón, que la cara de esa renovación es la notoria agrupación La Cámpora. Sin embargo, todavía hay una apertura pendiente en el ala "izquierda" del movimiento -virtualmente representado por la propia Cristina- hacia nuevas alianzas y orientaciones que le permitan crear una alternativa progresista fuerte en todos los sectores. Así, tal vez, se encuentren los referentes necesarios para lo que viene. Así, tal vez, veamos desaparecer a los mencionados impresentables. Y así, tal vez, como el kirchnerismo dice haber sido una etapa superadora del peronismo, nazca con una nueva etapa superadora, que ya no se resuma tan fácil con un ismo.

1/6/12

Botas por cacerolas







¿Es casualidad que los únicos dos cacerolazos del mandato de Cristina Fernández se hayan dado en el marco de conflictos con los dueños de la tierra? ¿Es casualidad que estos cacerolazos hayan sido en los barrios más pudientes de la capital? ¿Será, acaso, que la clase media-alta tiene un particular cariño para con este sector económico?

El cacerolazo de ayer, mucho menor en dimensión que aquel de 2008, se organizó supuestamente como protesta contra la corrupción del gobierno y se usaron como disparador las desafortunadas declaraciones de un cada vez más impresentable Aníbal Fernández. Sin embargo, es por lo menos curioso que un fenómeno como éste se de, al igual que hace cuatro años, en el momento en que un conflicto entre el kirchnerismo y la mesa de enlace es parte de la agenda inmediata -en este caso con la aprobación de la revaluación de la tierra aprobada ayer en la provincia de Buenos Aires-.

Otra posible explicación de lo sucedido ayer es la novela del dólar, otro problema que a los argentinos de clase media y media-alta pone muy sensibles a pesar de no tener una gran incidencia en la economía doméstica. Con respecto a esto se puede decir que claramente hay un exceso de confianza en una moneda que ni siquiera es rentable como inversión, y a la cual se recurre en cualquier momento -no sólo en épocas de crisis-. En mi opinión personal, hay también cuestiones culturales impuestas por la oleada neoliberal 1976-2001 que marcaron a fuego esta desconfianza crónica en nuestra moneda. Pero esa es otra historia.

Como conclusión del cacerolazo de ayer quedan pocas certezas y muchas dudas que sólo pueden ser aclaradas con intuición. Tal vez, algunos crean en serio que la Argentina es el campo y, mucho peor, que el campo son los grandes terratenientes. Creerán que tocar al campo es meterse con lo más profundo de aquella Argentina blanca y aristocrática que defienden, a veces consciente y otras veces inconscientemente. Será, entonces, que aquellos que supieron financiar y motivar a las botas que tanto daño hicieron a nuestro país, ahora han optado por apoyarse en las cacerolas. Cacerolas que, con su avaricia y ambición ilimitada, sólo han ayudado a vaciar.