7/9/12

Cadena Nacional



No hay dudas de que la cadena nacional usada de manera constante genera un gran fastidio en ciertos sectores de la sociedad, sobre todo en la clase media de los centros urbanos. Está claro que amplifica el odio de aquellos que no pueden soportar a la presidente e, incluso, produce malestar en los que tratan de mantenerse indiferentes.

Los kirchneristas responden a este malestar diciendo que el recurso es legal y que sirve para informar a la gente sobre las acciones del gobierno y hacer más fluida la comunicación. También dicen que sirve para contrarrestar el poder comunicacional de los multimedios opositores. Sin embargo, el no prestar atención al fastidio que la cadena nacional genera es errar (para mi) el diagnóstico costo/beneficio y es coherente con la política comunicacional que ha llevado a cabo el kirchnerismo desde hace varios años.

Esta política, que consiste básicamente en desinteresarse por las opiniones de esos sectores de clase media urbana, ha sido una constante del gobierno y llama la atención desde el punto de vista electoralista. ¿Acaso piensa el kirchnerismo que si trata de responder a las demandas de esa clase media (que generalmente tienen más que ver con las formas que con los fondos de las cuestiones) va a perder ascendencia en las clases bajas? ¿o es necesario para su forma de hacer política generar en la clase media (despreciable como suele ser pero parte de la clase trabajadora al fin) una especie de enemigo para que esas clases bajas se sientan reivindicadas?

Yo, más por intuición que por información, me guío por esta última opción. Siempre pensé que si el kirchnerismo hubiera sido un poco más abierto en su política comunicacional y hubiera prestado un poco más de atención a los reclamos de la clase media, hubiera podido construir mucho más apoyo en ese sector y así lograr una hegemonía más grande que la que ya tiene. Sin embargo, ellos son los que gobiernan y yo sólo un estudiante que no vive en el día a día de la política así que por ahí esté equivocado. Por lo tanto, lo único que me limito a decir es que si bien las formas no son lo más importante a la hora de gobernar, sería bueno que por una vez dejen de pensar a los fastidiosos como "gorilas llenos de odio" y empiecen a pensarlos como "gente con reclamos que, sean infundados o no, hay que escuchar y hacer lo posible para solucionar".